Entrevista a Cecilia Pego / Parte 1

Publicado por Tándem Cómics en

Por Carolina González Alvarado

PARTE I

Cecilia Pego

Buen día, Cecilia. Muchas gracias por acompañarnos. Iniciemos esta entrevista, ¿cuál fue el proceso a través del cual, hiciste del cómic tu lenguaje expresivo y cómo comenzó tu carrera en el ámbito de la narrativa gráfica?

Gracias por la entrevista, Carolina. Desde niña, me recuerdo dibujando. Este era mi medio de expresión y cuando cursaba la secundaria, comenzó a interesarme muchísimo escribir. Entonces, me daban temporadas por escribir y otras, por dibujar, hasta que eventualmente tuve que unir las dos cosas. Es posible que, desde el principio, lo que más me llamaba la atención de escribir o dibujar era crear personajes. Sin embargo, durante toda mi vida, sí he tenido fases en las que sólo dibujo o en las que sólo escribo.

Y, ¿cuándo hice mi primer cómic? Yo dibujaba mucho mientras estaba en la carrera, lo hacía por hobby y creaba unos dibujos muy expresionistas. Recuerdo que una tarde un amigo vio mis dibujos y entonces me dijo: Deberías hacer caricatura política, ¿por qué no vas al Diario de Juárez? Por aquel entonces, yo vivía en Ciudad Juárez, Chihuahua, así que, en mi infinita inocencia, me pareció muy fácil presentarme en el periódico y pedir una cita con el editor. Seleccioné un grupo de ilustraciones en blanco y negro y le presenté mi trabajo. Estoy hablando de 1990, no existía Internet, no existía el scanner, ni siquiera fotocopiadoras que pudieran hacer una copia bonita en blanco y negro. En aquella época, tenías que presentar los originales. Así pues, me presenté con el editor y le gustó mucho mi trabajo. Decidió tomar el riesgo y me propone hacer cartón político. Por primera vez, este periódico se arriesga también a publicar una tira política de cuatro viñetas y es así como me dan mi espacio.

Con esta tira de cuatro paneles, creo a mis primeros personajes: Sardonia y su perro Chamuco. La tira trataba de una señora gordita, de alrededor de sesenta años, dueña de una fonda, y de su mascota, Chamuco. Este último era similar a Taboo, el gato piraña de Terrora, quien, aunque no hacía nada, era un personaje muy popular. A la fonda de Sardonia, llegaban muchos personajes de la política mexicana a platicar con ella; pero, entre sus clientes, era notable la diferencia de clase social y poder adquisitivo. De manera que la tira, tenía un tono de crítica social y política, en una época donde había muchísima censura y la situación democrática era terrible. En aquel entonces, el periódico La Jornada era el que tenía un poquito más de libertad, pero la mayoría de nosotros, teníamos que hacer una crítica muy velada y sutil; aun así, poco a poco lo lograba.

Más tarde, mi incursión en la narrativa gráfica continuó con Magú, el editor de Las Histerietas, una sección del periódico La Jornada, donde mis personajes Terrora y Taboo, encontraron su espacio. Así empecé.

Eres una de las creadoras pioneras en el ámbito de la narrativa gráfica contemporánea mexicana, tanto por tu estilo como por tu trayectoria. Nos has compartido cómo inició tu camino en esta área, pero una vez que comenzaste a publicar en Las Histerietas, ¿cambió algo en tu estilo?, ¿cómo fue esta nueva etapa?

En aquella época era muy difícil entrar a Las Histerietas. Magú fue un extraordinario editor, muy generoso en todos sentidos, pero muy estricto. No fue fácil entrar. Lo convencí porque llevaba muchas historietas que había hecho previamente. Su criterio fue: demuéstrame que no vas a hacer nada más una sola historieta, demuéstrame que puedes hacer varias, porque en el periodismo, en especial en los medios impresos, lo que más cuenta es la continuidad. El editor necesita saber que puedes hacer un trabajo diario o semanal. Fue fascinante trabajar en Las Histerietas por la completa libertad creativa que teníamos y por mis compañeros. Era un espacio de absoluta experimentación.

Me dio gusto salirme de la caricatura política pues me parece que comenzó a ser repetitiva y una cosa un poco inútil. Podía republicar cartones de cuatro años atrás y seguían vigentes, absolutamente nada había cambiado, incluso ahora, nada ha cambiado. Podría cambiarle la fecha a los cartones que hice en aquella época, publicarlos hoy y serían actuales. Decidí dejar de usar la creatividad para explorar el poder, y más bien explorar el poder de la creatividad, creando mis propias utopías. En lugar de criticar a los políticos, decidí crear a mis propios villanos y explorar la oscuridad sin límites; es cuando decidí crear a Terrora.

Taboo, Cecilia Pego

La década de los noventa fue una época de muchos escándalos y pensé que sería interesante presentar a una mujer que quisiera causar shock en el mundo, pero que no pudiera lograrlo, y en un lugar de provocar un shock, terminara siendo chic; pero, aun así, ella sería una rebelde, así que sería una terrorista psicológica. Lo contrario a Sardonia, que era prudente y sabia. Terrora en cambio, exploraría esa parte destructiva. Ahí también nació Taboo, su mascota. Al principio, traté de dibujar un gato, pero tienen el hocico muy fino. Entonces me dije: no, esto no funciona, ¿qué hago? Lo voy a hacer como una piraña. Y de allí salió el diseño de Taboo.

Existe una elegancia muy particular en tu estilo que también está asociada con la ironía y con un componente chic que distingue a Terrora, en este sentido, ¿cuál fue el proceso para construir este personaje?

Yo empiezo por el nombre del personaje. En el nombre siento que básicamente estoy describiendo la premisa de la historia, para mí el nombre es muy importante. Con Terrora, ya estaba diciendo que era una terrorista freelance internacional, adicta a la adrenalina y sus amantes sociópatas. Taboo, su cómplice en el crimen, es una abominación genética producida por la cruza experimental entre gato y piraña, un depredador insaciable cuya única debilidad es comer Freench Poodles como aperitivo. La misión de este dúo dinámico era crear caos en el nuevo desorden mundial, descubrir nuevas formas de locura y llegar a donde ninguna otra mente criminal se había atrevido a ir. Y lo divertido era hacer que, en su odisea criminal, nunca lograran causar shock, y siempre terminaran siendo chic.

Aparte del nombre, gráficamente, la estética de Terrora estaba dominada por triángulos, todo en ella era puntiagudo, como los cuchillos; sus lentes eran puntiagudos, su brasier era picudo y sus tacones eran de aguja. Quería explorar toda esa oscuridad, ironía y destrucción desde un personaje muy femenino. Crear todo su mundo, su departamento y sus novios fue también muy divertido. Además, Terrora solo quería novios que fueran patanes y terribles, incluso uno de ellos era un asesino serial. De ese mundo, salió también Madame Mactans, que tenía una historia y una estética diferentes.

Terrora es un personaje femenino disruptivo que fue un parteaguas en la representación de lo femenino en la narrativa gráfica mexicana, ¿cuáles, si las hubo, fueron tus referencias, literarias o cinematográficas, para construir a Terrora?

Las villanas mujeres me fascinan. Creo que una referencia fue Morticia Adams. De niña me encantaba porque era muy femenina, sin embargo, hacía todo tipo de barbaridades, aunque de manera muy dulce. En cuanto a la estética, una referencia fue Gatúbela. Sobre todo, la Gatúbela de los sesenta, del Batman que se transmitía en la televisión. Estas heroínas son sexys, femeninas, se ríen y aparentemente son muy dulces, pero son terribles.

Terrora y Taboo tiene un componente de humor e ironía que ya hemos comentado, pero ¿consideras que estos rasgos son distintivos en tu obra? De ser así, ¿qué significado tienen para ti y de qué manera los incorporas en tu trabajo?

A los dieciséis años, mi papá me obligó a leer a Fiodr Dostoievsky, la historia del Gran Inquisidor dentro de la novela Los hermanos Karamazov me marcó. Más adelante, también muy joven, leí 1984 de George Orwell y me quedé aterrorizada por la posibilidad de terminar en un mundo como ese, en el que alguien puede controlar completamente tu mente y alma. Todo esto siempre me preocupó. Desde la adolescencia tuve terror de vivir en un mundo gobernado por tiranos, como el Gran Inquisidor y el Gran Hermano. Me gusta mucho ver películas trágicas y de miedo, pero cuando yo trato de hablar de esos temas, no lo puedo hacer seriamente. Creo que es una cosa que nos pasa a los mexicanos, nos sale el humor negro de inmediato. A veces, se me ocurren ciertas ideas para películas de terror y las comento, por ejemplo, con mis amigos, y terminan atacándose de la risa. Todo termina en humor negro. Me sale espontáneo. Creo que es una forma autoprotección, un humor trágico-cómico. Es un mecanismo de defensa; probablemente para no traumarme tanto y seguir haciendo lo que hago, para liberar la tensión a través de una carcajada.

Me atrevería a decir que se requiere más habilidad para trabajar en esa línea, entre lo trágico y lo cómico, pues, en ocasiones, la tragedia llega a tal extremo que comienza a ser risible. Después de un momento trágico y muy intenso, sólo queda la risa para enfrentar lo que está ocurriendo. Me parece que es una habilidad especial que requiere de un corte muy fino para que salga bien.

Gracias. Probablemente, para tratar de trascender el dolor y la maldad, lo que nos cuida es la risa. Creo que, si la risa se consigue, a pesar de que hay cosas indefendibles, de alguna manera, el humor ayuda a sobrellevarlo.

Ya nos has compartido algunas de tus referencias, pero ¿qué otras obras o personajes consideras que son influencias en tu obra?

A mí siempre me ha obsesionado la Divina Comedia de Dante Alighieri. Me fascinan los personajes que son exploradores, las historias que tratan de viajes a lo desconocido. Creo que de allí me inspiré para crear Exilia. También me han influido muchísimo Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, que es una expedición hacia otros estados de conciencia, y El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, tanto la novela como su versión cinematográfica, Apocalypse Now. Lo que tienen en común estos personajes con los míos es que son exploradores, tanto de espacios externos como de los internos. Tengo que confesar que soy más consumidora de cine que de narrativa gráfica, probablemente porque es mi intento de hacer cine. Para mí, el cómic es como un storyboard y creo que mi intención siempre fue esa, porque me encanta el cine.

¿Tienes algún director o alguna película que te sea especialmente significativa?

2001, Odisea en el espacio de Stanley Kubrick. La vi muy joven, a los trece años, porque mi papá nos llevó. Antes de que existiera el video en formato VHS y todo eso. Creo que la proyectaron en el cine como un evento especial, era una función a las ocho de la noche y fuimos muy lejos para verla. Fue muy impactante. Sigo sin entender la película, y por eso me fascina, es como un sueño que nunca puedes interpretar, pero que no puedes olvidar; el viaje en el Star Gate me dejó impactada de por vida. Es una película que sigo viendo, siempre olvido el final y cada vez que la veo, me vuelve a sorprender.

También Stalker de Andrei Tarkovsky. Allí está otra vez el personaje del viajero, un guía a zonas prohibidas. Hay una conexión entre 2001, Odisea en el espacio, que es una exploración del espacio, más allá de las estrellas y a otros mundos y Stalker, que es el viaje y la exploración de una misteriosa zona prohibida, otro tipo de espacio. Esta película también la he visto varias veces y siempre me sorprende. Asimismo, está Apocalypse Now, donde el viaje es al corazón de las tinieblas. Estas tres películas han inspirado todo mi trabajo.

Sí, a mí también me gustan estos films. Stalker me parece fascinante.

Yo creo que todos los amantes del cine, que somos muchos, estamos de acuerdo en que Andrei Tarkovsky es increíble.


Continúa en: Entrevista a Cecilia Pego / Parte 2

Carolina González Alvarado es profesora e investigadora en narrativa gráfica. Licenciada en Literatura Latinoamericana, con maestría en Letras modernas en la Universidad Iberoamericana, graduada con Mención Honorífica.

Categorías: Entrevistas