Publicado por Tándem Cómics en

De transgresiones, mujeres e historias escritas con imágenes:
Entrevista a Alejandra Espino por Carolina González Alvarado

PARTE I


  1. Tienes una formación como historiadora del arte paralela a las artes visuales, ¿cómo fue tu llegada a la narrativa gráfica y por qué elegiste este lenguaje como medio de expresión?
Alejandra Espino

Leer ha sido una constante en mi vida y desde niña he sido una lectora ávida de cómics. Leía Mafalda, Snoopy, la revista MAD, Asterix y Obelix. Los cómics siempre han estado ahí para mí y poco a poco me volví una lectora entusiasta de ellos.

Mientas estudiaba historia de arte, recuerdo que, en una clase, la maestra titular invitó a un profesor a darnos una sesión sobre la historia del cómic. El tema se veía en ese entonces como arte popular casi como artesanía, pero la maestra tuvo la iniciativa de acercarnos a una visión distinta al tema y expandir la noción de arte popular. Aquella clase detonó algo en mí, pues los materiales que nos presentó eran algo nuevo y desconocido para mí. Yo conocía la obra de Frank Miller y el cómic europeo, como Corto Maltés, pero los ejemplos que conocí en esa sesión eran más arriesgados, con narrativas de ruptura que también eran distintas al cómic de superhéroes. Fue entonces cuando descubrí que me interesaba hacer un tipo de cómic como ese y aproximarme a él no sólo como lectora o académica sino como creadora.

Además, siempre me gustó dibujar, tomé clases de pintura y dibujo desde pequeña. Sin embargo, en mi casa, me decían que, si quería dedicarme a las artes, debía “hacerlo bien” y ser historietista era, como dice Paco Roca en su novela gráfica El invierno del dibujante, convertirse en cabaretera. Hacer cómic no era ser artista, era “hacer monos”. El arte es una actividad arriesgada, cualquiera que sea el área a la que te dediques, pero hacer cómic era aún más transgresor. Se cuestionaba incluso, ¿cómo vas a gastar los materiales en hacer cómics? No era bien visto, pero era lo que a mí me interesaba: desarrollar historias a través de las páginas.

Hoy en día, en las academias de arte se permite un poco más que se hagan fanzines, pero cuando yo estudié Artes visuales e Historia del arte, el cómic estaba allí como medio, pero no era un área completamente aceptada para desarrollar tu trabajo. El dibujo era aceptado, pero no debía ser demasiado narrativo, pues se calificaba como ilustración y, desde la visión de la academia, era algo que no funcionaba. Tuve que batallar mucho en ese sentido, pues era el área que a mí me interesaba. Tuve que ir a contracorriente pues para mí era una necesidad. Me gustaban los cómics y era eso lo que quería hacer.

  1. Desde tu formación artística y en tu experiencia como creadora, ¿qué distingue al lenguaje de cómic de otras artes?

Es un medio que ofrece muchas posibilidades narrativas y visuales. Posee una cualidad híbrida que permite contar historias de una manera distinta y más rica a como lo hace la literatura; fue algo que noté desde que era niña. Por otro lado, hay algo que me gusta mucho del cómic y es el nivel de intimidad que tienes con el medio como lector y creador. Mientras creas a los personajes, tienes una relación con ellos y, para mí, es muy importante pensar en los formatos para contar las historias de estos personajes. El cómic genera entonces un espacio de lectura íntima y te permite ver pequeños universos en miniatura, en donde suceden acontecimientos fantásticos, trágicos, históricos. Para mí, el cómic es un espacio cálido, un espacio pequeño que permite una lectura íntima.

Cuando pienso en por qué me gustaba leer cómics desde que era niña, es por ese espacio de intimidad que se creaba entre mis cuadernitos y yo, un pequeño universo de trazos en el que me gustaba perderme. Por ejemplo, cuando leía Mafalda de Quino, me fijaba en el tipo de ropa que tenían los personajes y cómo el paso de las estaciones del año se representaba en la ropa. Ese tipo de detalles me gustaban mucho. Recuerdo que noté que, en Navidad, los personajes tenían manga corta y salían de vacaciones a la playa, entonces le pregunté a mis papás: ¿por qué pasa esto? Ellos me explicaron que estaban en Argentina y que las estaciones del año y el clima era distintos allí. Entonces, me di cuenta de que, a través del cómic, podía descubrir el mundo de otra manera. El cómic me dio la posibilidad de descubrir otro tipo de experiencias y de mundos, a través del trazo, del dibujo. Observaba también el tipo de trazo que el artista utilizaba para representar los gestos de los personajes y el sentido del humor que se creaba a través del dibujo.

Splash 3, Alejandra Espino

Otro ejemplo, podría ser el caso de Uderzo y Goscinny, autores de Asterix y Obelix, dos creadores que hicieron un match increíble pues el humor de uno se traduce en el dibujo del otro de una manera súper armoniosa. Uderzo llena de detalles la página para que, aunque hayas leído el cómic por quinta vez, descubras algo nuevo, como si el dibujante dejara un premio que puedas descubrir después de haber fijado la atención. Por ejemplo, en una viñeta derriban un árbol y de éste, sale volando una familia de buhitos furiosa pues ya no tiene dónde vivir. Este tipo de detalles, de humor, son descubrimientos. El cómic fue un espacio donde aprendí a observar esto, me enseñó a ver con mucho detalle, a conocer otro tipo de realidades, me permitió conocer muchas cosas y para mí, fue una primera vía de acceso a todo.

  1. En ese sentido, ¿cuáles serían tus referentes visuales y narrativos? Y si los hay, ¿cuáles son las fuentes ya sea literarias, cinematográficas o visuales que utilizas con regularidad?

Soy muy cambiante en ese sentido, pero tengo algunos que son mis “caballitos de batalla” como Hugo Pratt, autor de Corto Maltés. Él fue un autor que me abrió un mundo pues noté que se pueden dibujar historias de otra manera. Tiene álbumes que son gran grandes proyectos y otros que parecen estar hechos en un cuaderno de dibujo, incluso el trazo es más rápido. Aunque descubrí que yo nunca haría un cómic de aventuras, noté que había otro trasfondo y se podía hablar de política y otros temas que van más allá. Aparentemente, son historias clásicas de aventuras, pero hay mucho más allí. Hugo Pratt fue uno de los primeros autores que detonó algo en mí y me hizo ver que allí había un camino que quería tomar. Es indudable que es uno de mis autores favoritos.

Otro de mis favoritos es Jaime Hernández y su serie de chicas chicanas. Este hombre es un titán, dibuja increíble y retrata la vida de sus personajes con una gran capacidad narrativa y emotiva. En un barrio inventado de Los Ángeles muestra a un grupo de chicanos punk y crea historias con una gran sensibilidad. El tipo de historias que él contaba, también me interesa a mí contarlas. Casi todas sus protagonistas son mujeres, pero están muy bien escritas, no caen en clichés, son mujeres con muchos matices. Todas son diferentes, hay cuerpos diversos y diferencias de todo tipo; es sorprendente que un cómic como éste sea de los años ochenta. Hace dos o tres años publicó un volumen nuevo con los mismos personajes, pero ya crecidos, de manera que ahora tienen entre cincuenta y sesenta años, es muy bonito ver cómo han envejecido. Para mí es un referente, me gusta mucho cómo hace las cosas.

Como te comentaba, soy muy cambiante, el año pasado, tuve un periodo en el que leí manga alternativo, como el que se publica en la revista Garo. No conozco tanto de manga y no había encontrado nada que llamara mi atención hasta que descubrí varias chicas como Kioko Kasaaki quien tiene publicados dos libros, Pink y Helter Skelter, donde hace cosas rarísimas. Este segundo está enfocado en la apariencia física y narra la historia de una modelo que se somete a una serie de cirugías, pero con el tono de la ciencia ficción; la historia entonces se sale de control y, aunque es un manga estilizado y el dibujo es muy bonito, no es el manga tradicional. Siento que estoy buscando todo el tiempo y busco obras que me enseñen otras formas de hacer las cosas.

  1. ¿Puedes describir alguna obra de arte o una serie de tu propio trabajo que consideres fundamental en tu carrera?
Rapsodas entre nosotros, Alejandra Espino

Creo que serían dos obras clave. La primera es una historia corta que se publicó en Tierra adentro, llamada Rapsodas entre nosotros. Fue una obra satírica para un número dedicado a las mujeres en el arte e hice una sátira de cómo sería una mujer creadora si se comportara como un hombre, con una actitud ególatra y vanidosa. Me di chance de ser incisiva pues a veces siento que puedo pecar de cautelosa. En este escenario, quizá fantasioso, las mujeres tal vez también podríamos comportarnos así y decir: ¡Tú! ¡Hazme un té porque me llegó la inspiración! Esto podría resultar pedante, pero es así porque es una mujer quien lo está haciendo. En mi historia, se invierten los papeles y fue en esta narración donde encontré mi tono, una voz que era la mía.

Por otro lado, está la novela gráfica con la que me dieron la beca del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes). Esta historia condensa muchas de las inquietudes que tengo. Todavía estoy en el proceso de terminarla y trabajo con el argumento de una mujer muralista en los años veinte, también es una historia de ficción, pero en un contexto histórico. Se trata de un trabajo muy concienzudo y más detallado. He trabajo en desarrollar a los personajes, los ambientes y situaciones. Me interesa repensar la memoria histórica y cuestionar qué pasa con las historias que dejamos que se pierdan y preguntar por las condiciones en las que se desarrolla el trabajo artístico femenino. Esta novela gráfica sintetiza un montón de inquietudes y preocupaciones personales, profesionales y de muchos otros tipos.

  1. Además de artista eres también editora de la revista de narrativa gráfica, El Molúsculo, ¿cómo se integra tu trabajo como creadora a la labor de edición?
El Molúsculo, Alejandra Espino

El Molúsculo es un trabajo colectivo donde todos aportamos lo que sabemos. Yo me leído un montón de cosas y me he clavado en ciertos temas, pero en El Molúsculo todos tratamos de aportar. Esta labor colectiva, me ha dado más herramientas y he entendido cómo funciona el proceso de impresión y edición de una revista. Desde cómo funciona la máquina, cómo se imprime, cómo se arman las cosas. Antes, conocía más o menos el proceso, pero nunca es lo mismo cuando estás ahí parado, viendo cómo se imprimen las hojas, cómo salen las cosas. Por ejemplo, la cuestión del diseño editorial, la he visto de primera mano con otros colegas. El trabajo colectivo me ha dado otro tipo de sensibilidad para ver qué posibilidades hay en el medio y explorar lo que decía: ¿qué pasa con la experiencia de tu cómic, de tu libro, del formato en que lees, con tu revistita?, ¿qué posibilidades tiene?

Quizá podría llevar una voz más pesada, sobre cómo puede ser la curaduría de la revista, pero aprendo mucho más de los demás, de lo que otros conocen, por ejemplo, de los sistemas de impresión. Lo que se ha hecho entonces en El Molúsculo es un trabajo colectivo, cada uno aporta con sus experiencias y conocimientos. Esto me ha dado también la oportunidad también de pensar en mi propio trabajo, pensar en el diseño de la página y preguntarme, ¿cómo va salir esto?, ¿qué estoy haciendo?, ¿cómo podría quedar?

  1. Hace un momento habías comentado sobre estas dos obras que han sido significativas en tu carrera y ambas tienen personajes femeninos como protagonistas, en algún sentido, ¿ser mujer ha influido en tu carrera?
KM0 Robots Red, Alejandra Espino

Pues sí, yo creo que sí. Por más que uno no quiera, al final sí termina influyendo. Siempre termino en eventos de cómics y mujeres, en eventos relacionados con el ocho de marzo… Así que, en un nivel muy básico, ha influido, pero también lo ha hecho a un nivel más profundo y creativo. Ser mujer me ha dado perspectiva. Estas dos obras marcan esta línea en mi trabajo. No recuerdo un momento preciso, ni una fecha exacta, pero sí fue una decisión consciente, una toma de postura.

Se nos ha vendido una idea de que existe la universalidad del arte y sus temas importantes y, curiosamente, siempre se trata de temas masculinos. Siempre lo universal está vinculado a cierto tipo de masculinidad. Así que, en mi trabajo, partiendo de que mi universalidad es femenina, mis protagonistas son femeninas, en universos de mujeres. Me interesa cambiar el marco de referencia, crear un reframing, y explorar qué pasa si cuentas la misma historia, pero desde el punto de vista femenino.

Preguntarse cómo se desenvuelven las mujeres y cómo son esas historias universales cuando no son hombres sino mujeres quienes las narran y protagonizan. Esto lo he pensado mucho después de leer a Silvina Ocampo. Me gustan mucho sus cuentos porque son muy creepy pero también tiene historias de mujeres tomando el té. Entonces pensé, bueno, muchas personas tienen experiencias vinculadas con lo supuestamente femenino porque todos lo conocemos y todos hacemos actividades que dependen de una mujer, pero nos han vendido que la universalidad es masculina. Un soldado disparando es importante porque está vinculado a hechos históricos, pero esto no tiene por qué determinar los temas que son importantes para todos. ¿Por qué no hablar de alguien que cocina, de alguien que está bordando? Fue entonces que empecé a cuestionarme y a plantear, a través de mi trabajo, otro tipo de universalidad, para acotar el mundo desde otro punto de vista. No contaré las historias que la gente dice que son importantes, ni dibujaré como se debe dibujar porque, ¿quién lo dice? Generalmente, un señor. Desde que era chiquita, he cuestionado las cosas que se dicen, ¿por qué por ser mujer tengo que hacer esto? No tiene sentido.

Tal vez termine haciendo cosas asociadas a la mujer en mis cómics, pero eso me gusta. Me gusta explorar cómo se relacionan las mujeres, los temas que se refieren a ellas, sus historias, cómo hablan entre ellas, todas esas maneras de entender lo femenino.


Continúa en: Entrevista a Alejandra Espino / Parte 2

Carolina González Alvarado es profesora e investigadora en narrativa gráfica. Licenciada en Literatura Latinoamericana, con maestría en Letras modernas en la Universidad Iberoamericana, graduada con Mención Honorífica.

Categorías: Entrevistas