Publicado por Tándem Cómics en

De transgresiones, mujeres e historias escritas con imágenes:
Entrevista a Alejandra Espino por Carolina González Alvarado

PARTE II


  1. Si bien tu trabajo se refiere a la mujer, también aborda distintas formas de representar y entender lo femenino y se distancia de aquellos temas que estereotípicamente se consideran universales. En este sentido, ¿qué otras creadoras mujeres te parecen interesantes?
My Favorite Thing is Monsters, Emil Ferris

Tengo un crush con Linda Barry. La crisis de la pandemia me llevó a releerla y fue como recuperar el placer después de estar un momento muy bajo. Decía cosas con las que me identificaba mucho. Los cómics tienen una manera increíble de hacernos mirar el mundo y leer las historias autobiográficas de Linda Barry me dio mucho; pasaba horas leyendo sus cómics. Además, están todos sus materiales pedagógicos y siento que ella es una de esas personas que más que poner barreras, ella dice: “vengan todos y aprendan de los cómics porque son increíbles”. Siento que eso hace muchísima falta en el medio, hay gente egoísta que dice: “Si no dibujas así, no puedes entrar al medio. Si no hablas de este tema, no lo haces bien”. Linda Barry hace lo contrario. Fue sumamente liberador leerla, ella te dice que cuentes tus historias y las dibujes como tú lo harías, que sientas una conexión con lo que se está contando. Gracias a eso, me volví a sentir en casa con los cómics, algo que no me sucedía desde hace tiempo. Me enamoré de los cómics otra vez y creo que también de ella.

Y bueno, también está Emil Ferris y su novela gráfica My favourite things are monsters. Esa cosa me voló la cabeza. La historia de la autora me sorprendió, tiene como cincuenta años y es su primera novela gráfica. Me parece que su historia contraviene todas las narrativas de lo artístico. En el medio, se dice que tienes que empezar súper joven, antes de los veinticinco años ya tienes que ser un genio, pero Emil Farris muestra algo distinto. La historia de la autora me gusta mucho, pues nos han vendido una idea de la carrera artística pero esta mujer llega y te dice: “No, no es cierto, yo tengo cincuenta años, estuve enferma y hasta ahora pude hacer mi primer cómic y es increíble”. Para empezar, el libro es bellísimo, pero también es muy raro, está lleno de matices, recovecos gráficos y narrativos. Me gusta mucho su trabajo.

Otro redescubrimiento fue Dominique Goblet, belga, ella también tiene unas cosas bien raras. Juega con el collage, la pintura, hace novela autobiográfica… Es muy interesante el proceso de esta última. La empezó, pero la dejó por cerca de diez años y después la retomó desde el punto donde la había dejado. Entonces el dibujo cambia mucho, es bonita y también tiene partes súper raras.

También soy bien fan de Julie Doucet. Me enloquece su estilo punk. Cuando siento que necesito una dosis de vitalidad, recurro a ella. Me alimenta un montón, me parece increíble todo lo que hizo en tan poquito tiempo. Ahorita ella no hace cómics, hace muchos experimentos, pero cuando hizo cómic sus historias eran una locura. Está, por ejemplo, la historia de una chava que le está bajando y se muestra una menstruación gigante que inunda la ciudad y la autora lo presenta todo, sin ningún tipo de tapujos. Sí, la admiro mucho. No tiene ningún tipo de vergüenza. Su dibujo me gusta mucho, es saturado y no se detiene para explorar los temas.

Me gusta mucho estar buscando autoras nuevas y me inspiran también chavas más jóvenes como Iurhi Peña, soy muy fan de ella. También están las chicas con las que colaboro en El Molúsculo como Gala Navarro y Pamela Medina. Es muy inspirador ver su trabajo y todo lo que hacen. También está otra chica, Atenea Castillo, de Xalapa (Veracruz). Me entusiasma ver su trabajo.

  1. Artistas como las que mencionas, cambian paradigmas y también las formas de narrar y entender el cómic. En tu experiencia, ¿cómo ha cambiado la relación del mundo del arte con las mujeres artistas de comenzaste tu carrera? Adicionalmente, se dice que hay apertura en el campo de arte para las mujeres creadoras, pero aún existen muchas áreas por explorar y fronteras por abrir, ¿qué se tendría que hacer para que esto sucediera o mejorara en algún sentido?

Sin duda, cada vez hay más presencia de mujeres. Tienen más espacio y hay nombres importantes, pero creo que eso no es suficiente. Pensando en el caso de artistas como Julie Doucet, ella es tan importante como Chris Wear, sin ir más lejos, pero no tiene el mismo nivel de reconocimiento, incluso entre las personas que saben y les gustan los cómics. Hace unos días, leía en Twitter a una persona que sigo, quien comentaba que para los hombres es difícil decir que admiran a las mujeres como artistas. Para decir que admiro a Julie Doucet debo dar una explicación pues persiste una idea cultural de que hay que adjetivar a la artista mujer que te gusta. Si tienes suerte, no tienes que hacerlo, como ocurre con artistas como Marjane Satrapi o Power Paola, de quienes es válido decir que te gusten, pero hay muchas otras que aún no tienen la misma presencia, ni importancia que deberían tener.

Casa Embrujada, Alejandra Espino
  1. Entonces, ¿qué tendrá que hacerse para que esto cambiara?
An Avocado Story, Alejandra Espino

Quizá cambiar la forma en que hablamos de ellas. Es un proceso lento y largo, pero debe hacerse e implica también espacios de difusión. Por ejemplo, en los talleres y charlas que doy, hablo de estas autoras, digamos las veteranas, las anteriores a nosotras, y las creadoras jóvenes porque actualmente no se concibe que los cómics sean un espacio de mujeres, sigue siendo una novedad, pero las mujeres estuvieron allí desde el inicio y han hecho cómics desde que estos aparecieron. Siento que es importante que los especialistas también hablen de estos temas y las autoras también lo hagamos para replantear así el canon. Está bien hablar de Art Spiegelman, de Winsor McCay, de George Joseph Herriman, estos señores están en la base de la historia del cómic, pero también está Jackie Ormes, es decir, en la historia del cómic están entretejidas las obras de hombres y mujeres.

Se puede cambiar la forma de hablar de todos ellos, pues se puede hablar de todos. Para mí, es una cruzada personal. Cada vez que me invitan a dar un taller o una charla, trato de aportar lo que sé a la historia oficial que nos han contado. Así que menciono autoras, la historia del cómic de otros países, hablo de mujeres. Trato de remover el canon, para hacernos cada vez más presentes.

  1. Mencionabas hace un momento a dos artistas mexicanas, a Iurhi Peña y Atenea Castillo, ¿cómo ves la escena de la narrativa gráfica contemporánea hecha por mujeres en México?

Me entusiasma mucho lo que está sucediendo en México. Cada vez veo más gente interesada en hacer cómics. Personas como Rosario Lucas, están haciendo cosas increíbles, me gusta muchísimo su trabajo. En este momento, hay una pletórica de voces y espero que así siga. Hay voces muy fuertes, identificables e individuales como Gala Navarro, Atenea Castillo y María Magaña. Si ves el tipo de cómic que están haciendo, son muy diferentes entre sí, su estilo es muy claro y sus temáticas también son muy diversas.

  1. Para finalizar, ¿nos puedes compartir en qué estás trabajando actualmente?

Estoy terminando la novela gráfica de la que te hablé y actualmente tengo una beca del Sistema Nacional de Creadores de arte y estoy trabajando en una serie de historietas. Es un universo complejo que toca cuestiones como la memoria, género, pero desde una perspectiva más oscura pues estoy trabajando con las historias de nota roja de la Ciudad de México. Estoy tratando de desmenuzarlas para ver qué pasa, cómo se habla de las mujeres y los hombres cuando se abordan de estos temas y cuáles son los valores que se les atribuyen. Estos temas han estado desde siempre en la prensa y he investigado mucho en archivo. Por la pandemia, no he podido ir a la hemeroteca, pero he estado leyendo libros que contienen citas textuales de estas noticias y estoy haciendo cómics cortos, de aproximadamente treinta y seis páginas, sobre casos de nota roja mexicana. Es un mundo medio sórdido, pero es fascinante ver los quiebres en el sistema de valores que se dan allí. Ya tengo algunos avances, ha sido una experiencia extraña comenzar a abordar estos temas, pero creo ahí voy.

Seguimos con la publicación de El Molúsculo pero, también por la pandemia, nuestro último número no ha podido publicarse, pero estamos retomando este proyecto. También tengo un club de lectura en Casa fantasma Comic Club con unos amigos y hablamos de cómics, se trata de discutirlos y abrir una ventana alternativa a este mundo. También acabo de iniciar otro proyecto llamado Conversacomix, se trata un podcast en el que también hablo de cómics.

  1. ¿Algo más que gustaría compartir?

Pues que lean cómics de mujeres mexicanas, están haciendo cosas muy padres.

Aquí tiembla, Alejandra Espino

Carolina González Alvarado es profesora e investigadora en narrativa gráfica. Licenciada en Literatura Latinoamericana, con maestría en Letras modernas en la Universidad Iberoamericana, graduada con Mención Honorífica.

Categorías: Entrevistas