Cómic de autor e historia / Segundo acercamiento, parte 2

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De los gustos personales y los criterios de selección

Parte 2

Por Aarón Pedraza

Los siguientes 3 criterios, que no pertenecen al campo de la narrativa gráfica, me ayudaron a argumentar la recomendación de 5 trabajos autorales que abordan la historia de México de la tercera y última parte de este texto.

1. La intención de experimentar.

Contraria a su aparente sencillez, la idea de un buen dibujo y una buena historia requiere considerar diferentes acercamientos y calidades, así como tener presente que no existen parámetros definitivos. Si dibujo e historia consolidan formas de leer —y probables respuestas a dichas formas— mi primer criterio pasa entonces por ubicar cierto ánimo de experimentación por parte del autor y su intento de no ser derivativo, ya sea a nivel de estilo de dibujo, ya sea en el abordaje del tema.

Todo género establece fórmulas que acotan sus posibilidades de experimentación, En narrativa gráfica, dibujo e historia obedecen también a diversos géneros y es entendible que la fórmula del superhéroe, como muchas otras, exija cierto estilo de dibujo e historia así como un cierto tipo de lector. De igual manera, un acercamiento oficialista a la historia suele acompañarse de una percepción limitada sobre el medio —y el lector— dejando de lado las capacidades de ambos.

En teoría literaria, los formalistas rusos proponían poner atención en aquellas particularidades con que los autores abordan los temas, diferencias mínimas que pueden —o no— enriquecer el lenguaje desde el que trabajan. Teoría elaborada desde la literatura pero que busca ensamblarse con una estética más amplia y donde los abordajes no buscan ser meramente sumatorios, donde: “la historia nos ofrece lo que la actualidad no puede darnos: el material acabado. Por eso la abordamos con una cantidad de principios y problemas teóricos que nos son sugeridos en parte por los hechos de la literatura contemporánea”. (Todorov. 2017:73)

2. Sobre el dar voz a otros actores.

Paralela a las dinámicas sociales, la narrativa gráfica ha mostrado un desarrollo evidente donde lo mismo cabe la fórmula más probada que el experimento más radical. Algunos de sus caminos tienen que ver con las temáticas sociales: la violencia política, la memoria histórica, los derechos humanos, la representación de las minorías, etc. reafirmando el hecho de que no existe una historia única y que siempre hay una ganancia con la participación de los distintos actores.

Dicho interés por hacer del medio una herramienta de reflexión no obliga a nadie a asumir responsabilidades: aquel autor que asume su trabajo desde la empatía muestra sólo otro de los caminos del medio, donde su único objetivo pareciera ser el disfrute con los cercanos, negándose así a todo rigor. Argumento que seguramente se agota en sí mismo pero que debe atenderse —y acotarse—.

Pero aquellos trabajos que deciden abordar temáticas sociales invitan a considerar un segundo criterio: el de la responsabilidad de sus autores frente al tema, donde el rigor de lo investigado es tan importante como sus formas. Si toda representación está vinculada a personas e instituciones, las formas de resignificar las experiencias dejan ver —intencionalmente o no— el reforzamiento de encuadres sociales o bien la búsqueda por fortalecer lecturas más abiertas de la sociedad.

En narrativa gráfica, los trabajos de corte histórico no sustituyen documentos normativos o investigaciones más amplias, pero de poco sirve aquel trabajo que trivializa recursos gráficos o narrativos (por ejemplo, aparentando cierta “actualidad” en los hechos pasados o distorsionando las voces representadas) pues dificultan toda posible reflexión sobre dichos conflictos.

Historia y memoria se construyen en tanto sus distintos actores pueden “materializar” sus miradas en productos culturales que pasan a ser entendidos como vehículos de esa memoria y como reflejo de sus expectativas puestas en el futuro. Para Elizabeth Jelin: “En el plano colectivo, el desafío es superar las repeticiones, los olvidos y abusos políticos, tomar distancia y promover el debate y la reflexión activa sobre ese pasado y su sentido para el presente/futuro”. (Jelin. 2012: 47)

3. Del diálogo entre autor y lector.

La narrativa gráfica es un medio en el que, además de dibujo e historia, intervienen diversos elementos que constantemente se reformulan buscando generar diálogos entre un autor y su lector, y donde —idealmente— ambas partes buscan tener una participación más activa, sugiriendo con esto el tercer criterio: el de la posibilidad de generar una experiencia más allá de su lectura inmediata.

Y aunque a nivel internacional los ejemplos abundan, el contexto mexicano obliga primero a tener presente que mucho está por hacerse y que todo es un proceso, incluido el lector: un público que espera pacientemente ser tutelado deja ver la necesidad de generar más espacios de análisis y difusión que estimulen la reflexión sobre las distintas problemáticas del medio.

De ahí que la idea de un profesional que se defina sólo a partir de la remuneración de su trabajo, o de un lector que responde a “sus gustos personales” resulten un poco limitantes: por un lado, y a nivel general, la estabilidad económica difícilmente es producto de hacer cómics autorales y, por el otro lado, el escaso conocimiento de lo que se hace a nivel local termina muchas veces por limitar lo que se lee a lo más inmediato, las primeras recomendaciones.

Regresando al nivel interno del trabajo, y respecto a este tercer criterio, Umberto Eco desarrolló múltiples propuestas para acercarse a la cultura contemporánea —la obra abierta, el lector modelo, autor empírico, el bosque narrativo y sus paseos, etc.— donde muestra como nuestros entusiasmos se depositan en los textos y donde las apuestas más fructíferas son aquellas que permiten al lector ir estableciendo sus propias lecturas, elementos que bien pueden aplicarse al medio.

Si los mundos narrativos son tan confortables, ¿por qué, entonces, no intentar leer el mismo mundo real como si fuera una novela? O también, si los mundos de la ficción narrativa son tan pequeños y engañosamente confortables, ¿por qué no intentar construir mundos narrativos que sean complejos, contradictorios y provocadores como el mundo real?” (Eco. 1996:131)

Tres aspectos que me permiten ubicar cualidades en cinco trabajos autorales así como algunos de los matices que integran el actual —y complicado— contexto de la narrativa gráfica mexicana, donde tan perniciosa resulta la voz de aquel autor que despectivamente señala “no hay nivel” (insinuando que dicho valor sólo está en su trabajo), como demagógica aquella otra que plantea como inútil el establecer valoraciones pues, según su experiencia, ”¿Quién podría hacerlo?”, descalificando así el rigor y sentido de toda disciplina, ya sea práctica o teórica.

A nivel individual siempre es fácil ubicar buenos y malos trabajos partiendo de los gustos personales —yo por ejemplo, evito todo aquel trabajo pretencioso que termina en el radicalismo chic, y me resulta al menos contradictorio aquel otro que, beneficiado por un apoyo institucional, se presenta como una crítica al sistema— y aún en el entorno actual es posible ubicar trabajos que atraigan a un lector con otros intereses o inviten a la reflexión sobre la situación del medio.

Una última consideración: estas recomendaciones evitaron aquellos trabajos que, independientemente de su calidad, están respaldados por un sello editorial pues creo que la labor de difusión gana cuando no repite lógicas institucionales o de mercado y se interesa más por las periferias del medio, relevantes en sí mismas.

En el afán de prevenir amonestaciones sosas, aclaro que este trabajo toma como marco la propuesta teórica de Jan Mukarovsky y estas fueron las fuentes de apoyo:

  • Eco, Umberto. Seis paseos por los bosque narrativos, España, 1996, Editorial Lumen, Colección Palabra en el tiempo.
  • Jelin, Elizabeth. Los trabajos de la memoria. Perú, 2002, IEP Instituto de Estudios Peruanos
  • Todorov, Tzvetan (compilador). Teoría de la literatura de los formalistas rusos, México, 2007, Grupo editorial Siglo XXI
  • Trabado Cabado, José Manuel (ed).Género y conciencia autoral en el cómic español (1970-2018), España, 2019, Ediciones Eolas, Colección Grafikalismos.

Aarón Pedraza, docente de la asignatura en artes plásticas a nivel bachillerato interesado en la narrativa gráfica como medio para tratar de entender algunas dinámicas sociales.



Categorías: Análisis y crítica