Publicado por Tándem Cómics en

El cómic mexicano por HMH

PARTE III


¡¿Qué es esto?!

Curiosamente, coordinado por el cartonista político Magú, en la transición 80-90 aparece un suplemento dominical en el periódico La Jornada: Histerietas.

Otro gran acierto, pues aparece precisamente con nuestra generación adolescente y veinteañera que surfeaba en el mismo mar de fastidio y que ya exigía aires frescos.

Una delicia –pequeña delicia– que bien valía la pena escandalizar con nuestra apariencia pseudopunketa a la habitual y refinada fauna de Sanborns y VIPs en la búsqueda de la edición dominical de La Jornada.

Y así, por unos cuantos pesos, meterse en un maravilloso mundo construido en su mayoría por carnales de nuestra misma edad, en un pulcro espejo que nos reflejaba muy bien. Un diálogo de tú a tú muy claro sin un solo ruido en la comunicación.

De este proyecto –Histerietas– surge otro más ambicioso y que sería la mejor muestra del gran poder que se puede lograr con un fenómeno ya casi en el olvido: la colectividad. Su rostro: El Gallito Inglés, después Gallito Cómics.

Gallito Cómics fue nuestra Heavy Metal, Rambla, Metal Hurlant; ahora mexicanísima e hispanoamericana también.

Una verdadera lástima quienes se hayan perdido esta joya del esfuerzo colectivo de un puñado de artistas que simplemente se decidieron a hacer las cosas de manera diferente y que luego avanzaron un paso más, hacia la novela gráfica.

Entre las Histerietas y El Gallito

Encontramos el hermosísimo onirismo de Manuel Ahumada en La Vida en el Limbo.

El rompe y rasga de locura Santos vs La Tetona Mendoza de Jis y Trino. La lúdica poesía de José Quintero y sus exquisitas líneas en Buba, la omnipresente ojetez policiaca del Sargento Mike Goodness y el Cabo Chocorrol de Rafael Barajas, “El Fisgón”. El mismo Magú con el más delirante dibujo, pero con una increíble síntesis de la fisonomía, inolvidable su monstruoso pero divertidísimo Fidel Velázquez.

La melancólica belleza narrativa de Luis Fernando. Las líneas deliciosamente gachas de la pandilla Los Gachos y el Evenflo, de Rocha.

La socarrona dominatrix Terroraque comenzaba a hacer estragos en el machismo nuestro de cada día y su mascota gatopiraña Tabú bajo las alucinantes líneas de Cecilia Pego.

El ecléctico estilo de Edgar Clement. La finura de trazos de los dos Ricardos: Peláez y Camacho. Frik y su entintado sin miedo, y bueno, decenas de grandes plumillas pisaron base en estas dos maravillosas muestras de colectividad.

Lo importante

El proyecto de El Gallito Cómics –fundado por Clement, Luis Fernando, Avrán, Ortega, Frik, José Quintero y los dos Ricardos: Peláez y Camacho, coordinados por Víctor del Real– fue el año cero de la historieta mexicana, que marcaría el atrevimiento de sus integrantes a retarse a sí mismos, a contrarrestar la ola de Sensacionales de mediocridad y dar la genuina y aferrada pelea contra los superhéroes norteamericanos.

La generación de Cecilia Pego y de otras jóvenes moneras y moneros mexicanos rompieron con la línea de la caricatura política en medio del desencanto. Sintieron que su trabajo, aunque acertado y bien hecho, no estaba generando un cambio real. Así que decidieron voltear la tortilla, era hora de criticar al ciudadano como único responsable de sus propias desgracias y en el camino, arrollarlo con mucho humor negro.


Desde la óptica de un fan de la novela gráfica, Hugo Malacara nos ofrece su ensayo El cómic mexicano, extracto de su trabajo: NOVELA GRÁFICA. No se considera un especialista en el tema, pero su aportación ayuda a entender otra perspectiva de la narrativa gráfica mexicana.



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