El camino hacia Angulema
PARTE II
Por Ric Velasco
Un sueño hecho realidad
Para el Festival Internacional del cómic de Angulema del año 2017 (FIBD por sus siglas en francés) la embajada de Francia en México organizó un stand para representar a México y nos pidieron a varios artistas llevar material. El día que fui a la embajada le pregunté al encargado del área de cultura si me podía dar información sobre la residencia para autores, me dijo que ellos por el momento ya no tenían la convocatoria para artistas mexicanos, me recomendó buscar a la directora que conocí en aquel Café BD, o buscar información en su web, y teniendo el panorama más completo me dispuse a indagar al respecto.
El nombre del lugar que tenía que encontrar era La Cité internationale de la bande dessinée et de l’image (también conocida como La cité) y en efecto, ahí encontré la convocatoria abierta para recibir propuestas de aspirantes y ser parte de los artistas residentes. A los artistas seleccionados les ofrecían hospedaje en un departamento de manera individual o compartida, y un estudio dentro de la casa de autores sin ningún costo. Para mí era el sueño de todo creador de historietas que se está iniciando en este camino, el problema que veía era que la convocatoria estaba abierta para todo el mundo, hay una sección en la página en donde vienen los artistas que están actualmente en residencia con la currícula y el trabajo individual de cada uno, en verdad se veía difícil.
Me intimidó ver a los autores que residían ahí, no estaba seguro de presentar mi trabajo pero a la vez tenía confianza en el cómic que estaba desarrollando en esos momentos y en el que estaba proponiendo para realizar allá, y así, sin más decidí armar la carpeta requerida, además teniendo la flexibilidad de solicitar libremente el tiempo que uno desea estar en la residencia (sin rebasar cuatro años) basado en tus objetivos y metas con el proyecto presentado. Se me hizo fácil pedir seis meses según mis cálculos y así fue como en septiembre del 2017, pocos días después del temblor y en medio de la incertidumbre, mandé mi solicitud.
Al siguiente mes yo estaba enfocándome en seguir trabajando en mis proyectos y me preparaba para ir a mi primera FIL de Guadalajara para seguir promoviendo mi trabajo, no pensaba mucho en la solicitud que envié ya que creía no tener grandes posibilidades. A finales de noviembre del mismo año, al mediodía, me llega un correo electrónico con el asunto “su aplicación para una residencia en la casa de autores”, al verlo no sabía que pensar pero inmediatamente lo abrí con el siguiente mensaje: Nos complace informarle que el comité ha decidido darle la bienvenida como residente en La casa de autores durante cuatro meses con un alojamiento compartido, lo leí y lo releí no sé cuantas veces, quería saber si estaba entendiendo bien y no me fuera a equivocar. Quien me ha leído hasta este punto, puede imaginar como ese ha sido uno de los días más felices de mi vida. Iba a ir a ese lugar que desde pequeño había estado en mi mente y no iba a ir como un aficionado, iba a ir como un creador a realizar un proyecto.
¿Y ahora cómo llego a Angulema?
La experiencia comenzó aquí en México, al ir por más de tres meses yo sabía que tenía que sacar una visa, también consideré prudente entrar a cursos de francés. Había aproximadamente siete meses para preparar el viaje , también tenía que cubrir mi avión y otros gastos, pero no importaba, ser seleccionado en La Maison des Auteurs valía la pena. La mayoría de los residentes llegaban bajo las mismas circunstancias con apartamento y estudio. Había pocos becados por concursos u otras organizaciones, tal cual lo llegó a hacer la embajada de Francia en México. Preparar todo fue muy complicado: hacer los trámites para la visa, estudiar francés, arreglar los asuntos pendientes, así los siete meses a penas bastaron.
La emoción combinada con nervios era muy fuerte, tuve la fortuna de platicar con mi amigo Augusto Mora que había estado en el Festival de Angulema de ese año y me explicó cómo llegar desde París a Angulema y otros detalles que me alivianaron demasiado. También otro apoyo importante fue el de Emmanuel Peña quien había sido el último residente mexicano en La Casa de Autores, yo no lo conocía pero decidí acercarme a él y de manera muy amable me explicó lo que sucedía allá y hasta me hizo un pequeño mapa de la ciudad que aún conservo, entre otras cosas me dijo que al llegar a la estación de tren iba a ser recibido por la directora de La Maison des Auteurs, que no me preocupara porque todo allá iba a ser una gran experiencia, en verdad todo eso me tranquilizó mucho.
Tenía mi vuelo programado para el día ocho de mayo, en realidad yo debí de haber llegado desde el día cuatro, pero tenía el compromiso de participar en la CONQUE 2018. Regresando de la convención me disponía a viajar a Francia y cual va siendo mi sorpresa que una noche antes cuando yo estaba despidiéndome de mi familia y mis amigos, me llaman de la aerolínea diciéndome que Air France estaba en huelga y que mi vuelo se había cancelado. En ese momento creí que todo lo planeado se había perdido, pregunté cuál era la solución y me dijeron que era muy complicado ya que el problema no era aquí sino que la situación venía desde Francia, así que no me quedó más que esperar esa misma noche. Afortunadamente un par de horas después me consiguieron un vuelo en otra línea aérea para el mismo día, pero a otro horario y con escala en Frankfurt. Comenzábamos con los contratiempos, sin embargo, la emoción era tan grande que todo lo comencé a vivir como lo que fue ese periodo: una auténtica aventura.
Mi hermano tiene un gran amigo en Paris, el buen Florian, al enterarse que yo iba, sin dudarlo, fue por mí al aeropuerto y me dio hospedaje durante tres días antes de llegar a Angulema. Todos estos acontecimientos eran importantes para mí porque de algún modo sentía un cobijo, una familiaridad. Además de Air France también estaban en huelga los trenes, así que por consejo de Florian y sumada a la recomendación que desde México me había dado Augusto, tomé mi camioncito desde la terminal de Bercy y comenzó el viaje de 6 horas hasta Angulema.
Al llegar a Angulema solo un chico, una chica y yo bajamos del autobús, me quedé parado solo y desconcertado. No tenía idea en dónde estaba, miraba a todos lados, y a lo lejos vi la estación de trenes que era muy particular. Entré con mi gran equipaje y sucedió tal cual como me lo había descrito Emmanuel; Pili (la directora) y Briggite llegaron a los cinco minutos a la estación, yo aunque ya había visto a Pili hacia casi un par de años atrás no la recordaba, pero cuando se acercaron a mí supe inmediatamente que eran ellas y que oficialmente comenzaba la aventura en Angulema.
Después de darme un recorrido breve por la residencia de autores, conocer a mi compañera y compañero de estudio (Tamia y Loïc, ambos franceses) me llevaron al departamento que compartiría con mi ahora muy buen amigo Luca de Filadelfia y en ese momento el primer amigo que tuve allá. Todos me recibieron muy bien y al día siguiente recuerdo que se organizó una cena en un restaurante de sushi en donde pude conocer a la mayoría de los residentes y algunos ex residentes que se habían quedado a vivir en la ciudad, ese recuerdo es muy importante porque a pesar de que hubo muchas reuniones y fiestas con ellos, nunca más se volvió a organizar una cena así, gracias a ello me integré inmediatamente a la comunidad.
La ciudad de Angoulême es literalmente la capital del cómic, La cité no tiene únicamente La Maison des Auters, también tiene una biblioteca, un cine, un restaurante y tal vez el museo más importante de Europa relacionado al cómic. Está también Le campus de l´image, los bares y restaurantes tienen en su mayoría tema de cómics. En la ciudad también está “El paseo de los murales” homenajeando a los artistas franceses de historieta más representativos (intenté recorrerlos todos pero me faltaron tres que nunca pude llegar). Está la famosa estatua del Corto Maltés de Hugo Pratt, el busto de Hergé, todo lo que se vive y se respira es la bande dessinée. Si bien a lo largo del año es una ciudad muy tranquila, durante el festival hay gran afluencia de público; también tienen un festival de cine, festivales de música y demás actividades culturales.
De hecho Wes Anderson filmó su más reciente película en Angulema: The French Dispatch. Me tocó coincidir algunos días del rodaje, se sentía un ambiente de emoción y de orgullo de que Anderson hubiese escogido la ciudad para filmar.
Termina con ¿Qué pasó durante la residencia?