Publicado por Tándem Cómics en

El camino hacia Angulema

PARTE I

Por Ric Velasco


El siguiente texto relata la manera en como llegué a La Maison des Auters (La Casa de los Autores) en Angulema, Francia. No intenta ser una guía, es mi propia experiencia que tal vez pueda ayudar a conocer más los procesos para aplicar a este fascinante lugar, pero sobre todo, poder compartir la experiencia, que en mí y en mis procesos creativos fue trascendental.

Angoulême en mi mente.

Para poder hablar de Angoulême, me resulta inevitable hablar de los caminos que me llevaron ahí. Desde los siete años de edad comencé a leer historietas, lo más común que uno podía leer en esos años era Marvel y DC. Sin embargo, en 1990 descubrí otro tipo de propuesta gráfica y temática, la de un dibujante francés: Jean Giraud. Al ver sus ilustraciones quedé sorprendido, para mí no habría más, Giraud —conocido también como Moebius— era “El dibujante”.

Muchos de los que leen esto recordarán que a principios de los noventas hubo un boom del cómic en México; provocando la apertura de tiendas como Mundo Cómic, proveedora de cómic europeo, que trajo títulos de la editorial española Norma. En otras tiendas especializadas podías conseguir la versión estadounidense de la revista francesa Metal Hurlant, la famosísima Heavy Metal, había otros títulos de este mismo estilo: CIMOC, Penthouse Comix, Creepy, entre otras. Estos formatos, recolectaban historias breves de diversos autores, principalmente dentro de la ciencia ficción. La mayoría de los artistas eran europeos, estadounidenses y ocasionalmente algunas propuestas provenientes de Argentina. En esas publicaciones conocí, además de Giraud a Giménez, Prado, Pratt, Druillet, Frazetta, Manara, Corben, Crepax, Serpieri, Mézières… esas revistas también acostumbraban traer reseñas de cine, de cómics y artículos relacionados con el medio. Recuerdo haber leído con emoción dichos artículos y uno en particular donde se mencionaba un festival de historieta en un lugar en Francia llamado Angulema (en francés Angoulême). A lo largo de los años leí muchas veces la palabra Angoulême y para un asiduo lector a ese tipo de publicaciones como yo, el nombre se quedó en mi mente, era ya algo muy familiar.

Como aficionado, mi sueño siempre fue ir a la Convención de San Diego, al Salón del Cómic de Barcelona y por supuesto al afamadísimo Festival Internacional del Cómic en Angulema, para así poder conocer a todos esos grandes artistas de la narrativa gráfica que en esos tiempos no venían a México.

El cómic y yo siempre fuimos de la mano

Así pues, desde la lectura de la primera historieta y hasta el día de hoy, el cómic es la disciplina artística que más me apasiona, y no solo eso, es la narrativa gráfica y su lenguaje quien motiva, apoya y acompaña mi vida.

Ric Velasco

Aunque nunca dejé de ser lector de historietas, mi vida fue tomando otros rumbos y aquellos planes de ir a eventos en otros países se quedaron en un limbo onírico. Por otro lado, aquellos artistas que ansiaba conocer, afortunadamente empezaron a visitar México. En 1996, Moebius estuvo aquí en Coyoacán. Pude estrechar su mano y pedirle su autógrafo como todo un fan. También por esos años conocí a Alexandro Jodorowsky, François Boucq, Juan Giménez, entre otros artistas del cómic que yo admiraba.

Tanto era mi interés en este tipo de eventos y todo lo que rodeaba al cómic, que a los 12 años intenté tomar un curso de novela gráfica, pero decepcionado por no ser aceptado, decidí ser un espectador solamente.

Y esta vida nunca deja de sorprenderme. A los siete años tuve un incidente muy particular que se quedó grabado en mi mente y ha sido determinante en mi vida. Ese acontecimiento yo lo quería contar, ¿pero cómo? Yo me dedicaba a la producción audiovisual, hice todo tipo de videos durante más de diez años. Tal vez ese era el medio, ¿hacer una película? Una empresa de ese tipo siempre es algo que implica mucha gestión, mucha planeación, mucho trabajo, muchos años, pero así es como los buenos proyectos nacen; después de dejar sangre, sudor y lágrimas en el proceso. Sin embargo, habría que esperar más para que encontrará un mejor camino.

Tenía miedo de comenzar un cómic. Retomar el dibujo me enfrentó a mis límites como dibujante y tal vez por eso fui gestando un estilo que me ha dejado satisfecho, pese a las críticas que algunas veces ha detonado, afortunadamente pocas.

Mi formación como artista visual tiene las influencias del arte lowbrow, el arte brut, el movimiento COBRA, Martin Kippenberger y en el cómic a Dave Sim, Robert Crumb, Chester Brown y Dan Clowes, por mencionar unos pocos. Esto me inspiró para empezar a contar mi historia, que era lo que más me importaba.

El primer año con este trabajo fue fundamental, pues aún sin saber hacia donde caminaba con este proyecto, lo estaba disfrutando profundamente. El dibujo salía y me gustaba lo que estaba creando; la historia fluía muy bien y las páginas nacían. Mi objetivo era contarla: había que vomitar.

En el año 2016, en La Casa de Francia (centro cultural en la Ciudad de México para difundir la cultura francesa) se organizaron una serie de eventos sobre narrativa gráfica, todo auspiciado por la embajada de Francia en México. Contactaron a creadores mexicanos de la escena del cómic y así pude asistir a una actividad que recuerdo en particular llamada: Café BD (BD, Bande Dessinée, es la forma más común de referirse a un cómic o historieta en francés. Literalmente significa banda dibujada).

En dicho evento estábamos entre mexicanos y profesionales del cómic franceses; lleno de personalidades como creadores y diplomáticos de ambos países. Ese encuentro promovía conocer más sobre el panorama de la narrativa gráfica en México y en él pude enterarme de otras residencias para creación de cómic, como la de Angulema.

Escuché a la directora de La Maison des Auters y a artistas mexicanos que habían sido parte de las residencias en ese lugar. Me enteré que existían acuerdos binacionales para que México y sus creadores accedieran a la residencia, durante tres meses y con gastos pagados, dedicados exclusivamente a la creación de un proyecto de novela gráfica.

Ahí se quedó la anécdota. En ese momento no investigué más, pero ahora sabía que en Angulema se hacía uno de los festivales más importantes y que tenían una residencia que recibía a artistas de todo el mundo.


Continúa con Un sueño hecho realidad

Ric Velasco se ha desempeñado durante 20 años en el campo de las artes visuales. Es hasta el 2015 que decide incursionar de lleno en el campo de la narrativa gráfica con su primer novela autobiográfica con tintes filosóficos: Narizón de la Narizonería