Top 5 del año 2022 por Thaira Kobayashi
(sin ningún orden en particular)
El Doble suicidio en el muelle de Akemi Cat
Cat no se cansa de espantar a su propio público. En esta historia un pescador desamparado, quien busca alimentar a su familia, olvidado por su sangre y hasta por Dios; y un pez, decepcionado del amor, buscando la muerte prematura; Cat hace evidente su necesidad narrativa: la ironía de la más cruda. A pura tinta negra, Cat transgrede y páginas después maravilla con lo que parece el mismo trazo negro. Negro abismo. Completa una historia de esperanza solo para preguntar ¿Sirve de algo tener esperanza o es que ya es demasiado tarde?
Ensoñación de John Marceline
Ensoñación es una pequeña historia de un caso de ansiedad pre-fiesta, de proyectos que no terminan de arrancar y de conductas autodestructivas, la belleza de esta historieta es que tiene el grado justo de exageración para hacerla divertida y poder reconocerse en situaciones similares. Y reconociendo esas situaciones, permite perdonarse un poco. El dibujo juguetón y amable de John Marceline es complemento perfecto para esta historia que es un recordatorio de que el mundo se acaba cuando nos vamos a dormir y renace cuando despertamos por la mañana, aun cuando se ve exactamente igual.
Entre colinas cubiertas de plata de Millo Sketch/Periferia Press
La segunda aventura de Millo en este estilo moebiusesco, tras a donde migran las aves, entre colinas cubiertas de plata, hace uso omiso del lenguaje escrito para explotar al máximo el lenguaje propio de la historieta: la narrativa visual y el ritmo entre las viñetas. Redonda, completamente clara y bien planeada, la historia es una bonita tragedia de colores vivos: el final de la historia vuelve a la discusión de la libertad, pero a diferencia de su anterior trabajo, aquí Millo la aborda, no desde el soltar las ataduras, pero desde la aceptación abnegada, se suma, además, un recordatorio cada vez más apremiante: estamos igual de vivos que los arboles que nos rodean.
Nina de Pavel Ortega
La empresa que inició casi casi al mismo tiempo que la pandemia, Yotuveinfancia, llegó este año en un largo formato y con el nombre de Nina. La lectura ligera del año, que si dosificas puede durarte todo un año, Nina es un intento más de condensar las dificultades cotidianas en el raciocinio de un niño. Sin temor a demostrar su amor y respeto a Mafalda, Calvin y Hobbes o Peanuts, Pavel Ortega crea un popurrí de bromas y críticas a la educación digital, la industria Marvel, la educación, la infancia, la conquista estadounidense de nuestro consumo: todo desde la mundanidad mexicana que llamamos el día a día.
Agujero Blanco de Alba Glez/ Pura Pinche Fortaleza Cómics.
De una mezcla entre diseños de Pixar y una historia de The Twilight Zone. El corazón de la historia en Agujero Blanco es la genuina representación de las cuantiosas familias mexicanas, los primos, tíos y abuelos que se arremolinan al chisme de un evento sobrenatural, echándole cal, persignándose y diciéndole a los niños que no se le acerquen. La presentación de calidez infantil es la fachada elegida para una historia verdaderamente intrigante con un final que lo es aún más. Uno necesita respuestas.
Thaira Kobayashi se interesa en la historieta en todas sus presentaciones, el cine, los videojuegos, la antropología y está harto de la burocracia.