Negociaría mi alma por tenerte cerca: Odio este lugar de Cöld Sinistar
Por Carolina González Alvarado, publicada originalmente en Marvin
Odio este lugar de Cöld Sinistar fue ganadora del Primer Premio de Novela Gráfica otorgado por la editorial mexicana Pura Pinche Fortaleza Cómics, en 2019. Este reconocimiento deriva de un concurso nacional de cómic creado por los autores que conforman dicha editorial: Héctor Germán Santarriaga, Logan Wayne y Tebin; y por los sellos editoriales independientes Nostromo Ediciones y Editorial Perro Muerto. El certamen busca promover el trabajo de creadores independientes mexicanos y difundir propuestas de calidad, como fue el caso de Odio este lugar de Cöld Sinistar.
En una habitación de altos y abovedados techos, se escucha una voz, cargada con la intensidad del arrebato y el misterioso signo del espíritu, que implora: “¡Todo mi corazón a ti se entrega! ¡Aparécete de una vez, aun cuando tu aparición haya de costarme la vida!” ̶ clama así la voz de Fausto, en el drama homónimo de Johann W. Goethe ̶ . Dos siglos más tarde, un grupo de amigos se congrega, uno de ellos dibuja un pentagrama en el suelo, otro más enciende una vela y un celular, colocado en un soporte, documenta la escena. Lo que pareciera una reunión de risas y juegos se convierte en una invocación, en una aparición terrible. Él está aquí, con su piel rojiza y el gesto colérico, el enviado del Rey de las Tinieblas, el mensajero de las sombras está entre nosotros y ha llegado al mundo terrenal con una misión. Alguien se está apropiando de las almas que le corresponden al Príncipe de los ángeles rebelados y su elegido debe acabar con esa amenazante presencia.
La novela gráfica de Cöld Sinistar, ubicada en la época contemporánea, recurre a la seductora presencia del transgresor, del espíritu terrible, para narrar una historia cargada de ironía. En la cual, los seguidores del Príncipe obedecen la dirección de su enviado, Lucius, un demonio que habita el cuerpo de un joven radical que deberá descubrir quién se está apropiando de las almas que, poco tiempo atrás, habrían sido la ofrenda más valiosa, prometida al Señor de las Tinieblas.
“Es ley de diablos y fantasmas salir por donde han entrado. El primero de estos dos actos depende de nosotros, pero somos esclavos del segundo”, confiesa Mefistófeles en una escena del drama. Odio este lugar de Cöld Sinistar, a medida que avanza la narración, apunta también a cuestión ancestral: ¿puede acaso un demonio entrar y salir de este mundo con completa autonomía? ¿puede escapar del destino que le ha sido impuesto?
“Con alegría me pongo a tu disposición, con tal de que tu arte sea divertido […] Si puedes seducirme hasta el extremo de que quede contento de mí mismo, si puedes adormecerme en el seno de los placeres, sea aquel para mí el último día y para ti el de mayor triunfo” ̶ le expone Fausto a Mefistófeles ̶ . Sonriente y conforme, éste último acepta el trato. Fausto entonces es sumergido en un mar de delicias, en una ensoñación que finalmente, le llevará a la caída. Sin embargo, en este juego de sombras, se conocen las reglas y aún es posible elegir con ligera autonomía, pero en un mundo donde los contratos se escriben con letras cada vez más pequeñas e ilegibles, ¿tenemos libertad de elección? En un entorno donde las expectativas son altas y se honra la productividad, ¿qué estamos dispuestos a aceptar con tal de recibir dosis mínimas de placer? ¿renunciaríamos a nuestra autonomía a cambio de una fugaz pero efectiva distracción? ¿cuánto valen las almas de tres mil millones de personas que aceptan, sin mediación alguna, los secretos de los “términos y condiciones”, con tal de recibir una fracción de aquel mítico goce?
En un mundo donde los rituales están perdiendo su significado, en un tiempo en que los seguidores se cuentan por miles y la aceptación está representada por un like que empuja los vientos de la fama, Odio este lugar se presenta como una metáfora irónica y divertidamente violenta de un pacto entre una potencia terrible y la individualidad del ser humano. Por siglos, el alma fue la posesión más preciada, el único bien que podía reclamarse como propio, de modo que negociar con ella, se convertía en una apuesta arriesgada, en un salto al abismo. Cöld Sinistar juega con esta noción, con el intercambio de esta alma inmortal, como la metáfora de la libertad y la individualidad del ser humano, por un video de sesenta segundos, por un filtro brillante, por un pedacito de utopía.
Odio este lugar se divierte con sus personajes, los lleva al límite del absurdo para compartir con los lectores que, en realidad, todo es un gran juego, una paradoja, pero que está nuestras manos decidir si cedemos ante la misteriosa casilla y sus oscuras cláusulas o encendemos una hoguera y danzamos al anochecer.
Este artículo se publicó originalmente en Marvin el 24 de febrero, 2022.