Publicado por Tándem Cómics en

El Principito
de Pavel Ortega

Por Edu Molina

Variación politizada, auto referencial, extraña y deforme pero saludable del libro homónimo de Saint Exupéry.

Publicado por El instituto Municipal de Cultura de Puebla y La Cifra editorial.

El corazón delator (Edgar Allan Poe), Alberto Breccia

Desde que a mis 14 años vi la adaptación que hizo Alberto Breccia de El corazón delator de E. A. Poe, me di cuenta que se puede abordar una pieza literaria y hacer algo donde la interpretación de quien adapta tenga igual o superior relevancia que el texto en cuestión. La adaptación es una obra con identidad propia, tal vez la única diferencia con otra historieta hecha con guion propio o ajeno sea lo magnánimo del nombre que acompaña.

En el 2015 la BUAP (Universidad Autónoma de Puebla) organizó un concurso de novela gráfica, la obra ganadora fue la que tengo por objeto reseñar: El Principito del xalapeño Pavel Ortega; además dramaturgo, titiritero, marinero sin barco y tomador de mate, ese infame brebaje folclórico sudamericano.

Vamos a lo formal

El Principito, Pavel Ortega

El Principito es una novela gráfica de 70 páginas en blanco y negro con algunos matices de un gris azulado, en algunas secuencias hace uso del rojo. La impresión, el diseño y los materiales utilizados le dan gran dignidad a la edición, sin caer en excesos lujosos como barnices, papel pesado y tapa dura, por ejemplo.

¿Es este Principito una adaptación? No.

Es más, está muy lejos de serlo, aunque en sus páginas veremos a un aviador perdido dibujando un cordero, el desierto, un zorro, una rosa, la metáfora de una serpiente y por supuesto al mencionado Principito.

¿Entonces qué es?, la verdad es que no me decido en cómo llamarla, “Basada en…” pareciera ser la más correcta, pero me quedo con la sensación que es una definición fría, genérica y no representa en magnitud a este gran trabajo.

Siempre odié esas adaptaciones en donde usan el título de una obra clásica, el nombre de los personajes y alguna que otra situación para después contar una historia cualquiera, muy distinta al original (Hollywood tiene una larga lista de tropelías hechas con esa fórmula), aquí Ortega hace exactamente eso y sin embargo en esta novela gráfica todo funciona muy bien. Otra demostración, una más, que los dogmas y posiciones rígidas en el arte siempre son derribadas cuando hay talento.

Preferiría decir que es una variación sobre El Principito, una versión que si bien se siente extraña y hasta deforme por momentos, de manera increíble conserva mucho ese halo conmovedor que posee la obra original. Tiene eso que el ya citado Breccia contemplaba siempre como un ingrediente fundamental en cualquier historia: clima. El clima son esas características narrativas y/o estéticas que hacen que uno se meta dentro de la historia, si el clima es bien logrado como en este caso, es imposible no sentir una dulce nostalgia cuando al terminar la lectura hay que abandonar ese pequeño mundo que habitamos por un rato.

El Principito, Pavel Ortega

La historia arranca como ya conocemos, un aviador varado en el desierto del Sahara le dibuja un cordero a un niño rubio, la primera página nos augura una sucesión de hechos que ya conocemos (y estoy tomando en cuenta que todos conocemos al menos algo de la historia de El Principito), pero a las pocas páginas ya nos enteramos que no, que estamos en territorio extraño, podemos reconocer algunas señales conocidas que nos remiten a la obra de Saint- Exupéry, pero todo es distinto, está claro que el autor usa al libro original para contar la historia que quiere, la cual posee una gran carga política, una metáfora nada sutil de cuestiones económicas y sociales muy actuales. Tampoco falta el ingrediente auto referencial, dicho así pareciera ser esto un cóctel narrativo desmesurado, pero como ya dije, aquí todo funciona.

La acción, con grandes aciertos en cambios de ritmo, nos enfrenta siempre a la sorpresa, no pasa nunca lo que creemos que tiene que pasar, nos produce un agradable desconcierto, imposible es anticipar lo que vendrá diría el petiso Yoda.

Cabe destacar el manejo de la expresión de todos los personajes, tanto en sus gestos faciales como movimientos corporales, me pregunto acá si el bagaje de experiencias titiriteras del autor tiene algo que ver en la fineza con que maneja estos aspectos…quién sabe (bueno, el propio Pavel tal vez lo sepa).

El libro es mudo y también me quedé corto con esa definición, debo decir que el libro es más bien una clase magistral de narración, nos da esa sensación de haber hecho un viaje, la fluidez con que está contada hace que sea imposible de abandonar su lectura pasado el primer cuadrito. Ortega sabe contar y mucho. Siempre pensé que la historieta muda es algo así como la “historieta total”, pero de seguro son cosas mías.

En realidad hay un sólo globo de diálogo, en el anteúltimo cuadrito, cuatro palabras que funcionan como un martillazo directo a nuestra emociones. Y luego la palabra Fin.

El Principito, Pavel Ortega

Las contras

Acá no le estoy buscando la quinta pata al gato sino la sexta o séptima

Hay algunos grises de computadora que desentonan con la plasticidad de los mismos puestos a pincel. La caja del cómic no es la misma que la del libro por lo que queda un margen demasiado amplio en la parte inferior. La edición está agotada y/o es muy difícil de conseguir, urge otra tirada. El concurso poblano no se realizó más, aunque el autor no tiene ninguna culpa de esto, ni yo.

Eso es todo, si lo ven en alguna feria de libro o donde sea, ya saben: plata bien gastada.

Edu Molina, Dibujante argentino de historieta y publicidad, radicado desde hace más de dos décadas en México.



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