Ciudades Invisibles
Cuando Italo Calvino (2012) hablaba de sus Ciudades Invisibles veía en la ciudad un sueño y una pesadilla, una utopía y una distopía, las ciudades que Calvino narra en voz de Marco Polo están inmersas en una crisis de la vida urbana, en un colapso infernal de la ciudad como hábitat; al mismo tiempo la ciudad es una conjunción de símbolos, palabras, narrativas, imaginarios y representaciones. Y es justo esa sensación de habitar una ciudad desde dos miradas diferentes y contradictorias, en donde radica el valor estético que aporta la novela gráfica Los fantasmas de mi ciudad de Augusto Mora (2020).
Llamó poderosamente mi atención el enfoque que Mora hizo a su lente creativo para dar luz a lugares comúnmente llenos de oscuridad como las periferias urbanas, los barrios populares, las calles solitarias. Recorrió con su ojo prolijo los recónditos y marginados lugares de una urbanidad decadente, el perro callejero, los vagones de tren oxidados, las llantas de automóviles apiladas como esculturas del desecho, los tanques de gas en las azoteas mugrosas, las bardas publicitarias de agrupaciones musicales, los puentes monumentales que sirven de cobijo a indigentes, la basura acumulada en las esquinas. Todos elementos que se conjugan con las personas, la esencia de esos lugares es la gente que dialoga con espacios tristes, violentos, ABANDONADOS.
La obra de Mora se destaca desde mi punto de vista por tres elementos que la caracterizan: El humor, la preocupación por temas vinculados a la memoria y la investigación-documentación como génesis creativa. En Los fantasmas de mi ciudad, esos tres elementos se combinan de forma muy potente para ofrecernos una obra completa, redonda y llena de matices, una obra grande.
El humor: Mora inicio con la exploración del humor con la tira cómica, su personaje el Presi y Regino es prueba de ello. En Los fantasmas de mi ciudad el humor se cuela en las referencias a la cultura popular, los guiños hacia frases de la vida cotidiana o situaciones que nos son comunes a las personas que vivimos en las urbes. No se trata de sacar sonrisas hilarantes o hacer chistes gratuitos para divertir a quien lee sus páginas, es un humor sutil, casi nostálgico; es la aprensión de un lenguaje para comunicar sentimientos, emociones, personalidades. Lo más interesante es que en esta obra, Augusto Mora va depositando pequeños gestos evocativos, tanto visuales como textuales, y hacen que la trama tan dolorosa y violenta que esconde, pueda ser leída con gozo.
La memoria: Siempre he pensado que Augusto Mora tiene un alma nostálgica y que invariablemente esta sensibilidad se proyecta en sus historietas. Le interesan las historias del pasado, las cosas en desuso, las pérdidas de lo antiguo, las resistencias culturales que persisten en tradiciones y costumbres; en su obra gráfica en general suele haber constantes referencias a la memoria, la historia y el pasado, ya sea a través del recurso del flash back, el diseño de personajes mayores como abuelos y viejecitas, el hallazgo de objetos misteriosos, y la prevalencia del pensamiento mágico y la fantasía, todos nos llevan a la nostalgia como prevalencia estético-narrativa, pero también como una forma de asir el tiempo y tejerlo desde el presente, pero sobre todo hacia el futuro, la nostalgia de Mora siempre es esperanzadora.
En Los fantasmas de mi ciudad el autor hace un hueco a las personas que ya no están aquí, rinde tributo a gente común que ha sido tragada por la ciudad, y una jovencita que ve criaturas fantasmales y espectros tenebrosos son la alegoría de ese universo mágico que nos compone social y culturalmente.
Mora se preocupa también por la memoria para conectar sus preocupaciones y denuncias sociales, como la migración, la delincuencia, la violencia, pero no desde el panfleto discursivo, sino a través de sus personajes y las situaciones verosímiles que nos presenta, siempre con minuciosidad, cada viñeta pensada desde el mundo real y viviente.
La investigación: La investigación documental y de campo son ya dos herramientas creativas del trabajo de Augusto Mora, en Los fantasmas de mi ciudad sus viñetas son paisajes urbanos, el autor cuenta con un lápiz fotográfico, pone atención en los detalles, nada es gratuito en la viñeta sino lo ha visto o corroborado, por ejemplo, la imagen de la quesadilla friéndose en el comal de la tía Albina, se antoja de solo verla, y lo que piden los comensales del puesto callejero, es una recuperación de la vivencia in situ.
La obra de Mora tiene reflexividad, es decir, en esta novela gráfica nos invita a meternos en calles por las que ha transitado, conocemos a personas que él ha conocido o supo de ellas y sus problemas, el autor nos mete a este mundo interior que él conoce a profundidad.
Destaco tres aspectos muy notables de la narrativa visual de Los fantasmas de mi ciudad
- El manejo del color que imprime a los personajes un espíritu propio y los complejiza, hace que quienes leemos nos identifiquemos con la desolación de Nicario, con el miedo de Benito, con la soledad de Viridiana San Juan. Vemos los fantasmas que se diluyen y se conservan, el rojo para entender la violencia, el uso del blanco y negro para hablar del pasado y suspender la narrativa, para darnos un respiro y ubicarnos en el recuerdo, en el pasado de los personajes; sus hospitales, calles, avenidas. Los rostros verdes nos desencajan, nos gritan, el uso del violeta para conectarnos con el pensamiento mágico, o los azules fantasmales.
- La minucia en el dibujo de la urbanidad con su caos, su suciedad, sus contrastes, su arquitectura, sus ojos de dron nos dejan meternos en las panorámicas de una ciudad que estruja porque en esa inmensidad las historias de estos personajes se disuelve y se repite incesantemente.
- Por último las constantes referencias visuales a situaciones, cultura popular, vida cotidiana en la periferia como el uso del transporte público, los baches, los puentes, las bardas, los puestos de comida, etc. Cada detalle hace que la lectura sea un camino de pequeñas sorpresas y hallazgos. La que más me llenó de gusto, emoción y agradecimiento, fue la de Cristóbal el brujo (2013), se las dejo de tarea para que corran a comprar Los fantasmas de mi ciudad que es sin duda, un obra importante de nuestra urbe extendida a los límites de la zona metropolitana que habitamos y nos habita.
Fuentes
Calvino, Italo (2012) Las ciudades Invisibles. Siruela: Madrid
Mora Augusto (2020) Los fantasmas de mi ciudad. La Cifra Editorial y UNAM: Ciudad de México.
Aguilar, T. F., Escobar F.S., Olivares, A. E., Villegas, M.L.A. ( 2013) Las aventuras de Cristóbal el brujo, un recorrido por las leyendas de México. Ensamble Comics A.C.: Ciudad de México.
[susana]