Cita en Phoenix, Tony Sandoval. Ed. Dib-buks, España, 2016
Por Aarón Pedraza
Como cualquier lenguaje, la narrativa gráfica contiene obras a partir de las cuales es posible tanto el mero entretenimiento —válido por sí mismo— como intenciones un poco más ambiciosas como es el caso de aquellos trabajos en los que, a partir de las experiencias de los propios autores, podemos ir teniendo un panorama medianamente general del entorno en que se producen. El cómic Cita en Phoenix del mexicano Tony Sandoval es sólo un ejemplo de esto.
Tony Sandoval (Esperanza, Sonora, 1973) es un autor de narrativa gráfica mexicano que actualmente reside en Europa, siendo éste su principal mercado. En 1997 publicó su primer cómic/fanzine Nocturno, con el que pudo ingresar como dibujante titular de la serie Tinieblas, famoso luchador, y continuó dibujando para antologías como Pulpo Cómics, ConSecuencias, Urban Dreams y MeatHaüs. También trabajó en títulos como Johnny Caronte y El revólver.
A partir del 2005 empezó a ser publicado en EE.UU —vía Alias Enterprise— y en Europa para editoriales como Paquet -Suiza- y La Cúpula -España-, mercado donde consolida su obra personal y de la que destacan títulos como Epidemia de Melancolía, El cadáver y el Sofá, Mil Tormentas, La serpiente de agua, etc.
Cita en Phoenix es una novela gráfica breve de 72 páginas en la que Sandoval narra su experiencia —en 1998— al pasar como ilegal de Nogales, Sonora, a Tucson, Arizona con la intención de cumplir 2 objetivos: reunirse con su pareja Suzanne en Portland, Oregón y triunfar como dibujante profesional en la industria del cómic norteamericano.
La novela empieza con un Tony Sandoval de 25 años al que le han negado la visa en plena frontera y poco a poco se nos va narrando el ambiente familiar —un hogar en el que la falta de internet obliga a largas horas de romance en el cibercafé local— así como el romance con Suzanne, quien llega a Esperanza, Sonora, como parte de sus prácticas estudiantiles.
Veremos los fracasos de Tony Sandoval por intentar cruzar la frontera, como es fichado por parte de migración —un trabajo rutinario que se compone, entre otras cosas, por la toma de fotos y huellas dactilares donde todos participan ya de una manera entre desganada y juguetona— , y con una violencia latente de fondo, propia de las zonas fronterizas cuyas principales víctimas se encuentran obviamente los indocumentados centroamericanos y las familias locales sin recursos pero obligadas al cruce continuo de dicha frontera con todos los peligros que implica.
En la historia del cómic, un elemento central para su madurez fue sin duda el relato autobiográfico —presente en los cómix underground— que aportó una riqueza narrativa ausente en los superhéroes y productos infantiles. La autobiografía abrió nuevas temáticas donde la voz del indocumentado, las mujeres, los indígenas y un largo etcétera son sólo una pequeña muestra de lo complejo que es la realidad.
Es interesante ver como Tony Sandoval es un autor que, si bien ha construido su prestigio a partir de la creación de un universo personal, en Cita en Phoenix es posible identificarlo como un joven que comparte con nosotros el deseo de tener una vida mejor, aun cuando esto implique estar lejos del hogar.
En la parte gráfica, el estilo del autor es muy característico: lo flaco y narizón del propio Sandoval —acompañado por el mal olor de sus pies sucios— así como lo rechoncho del pollero o los rasgos casi lobunos de los delincuentes, la familia que lo acompaña en su viaje se manejan con una sencillez de trazo que casi empareja con su origen humilde; los negros con los que se encuentran al llegar a Phoenix o la belleza de Suzanne dejan ver un estilo caricaturesco que, con todo, no hacen sino mostrar la habilidad del autor para generar ambientes como es, en este caso, el de la aridez del desierto.
También resulta interesante como el autor combina el color digital con la técnica tradicional, donde la paleta de colores está marcada por los tonos neutros, lo que le da un ambiente templado y hasta nostálgico a lo que se narra. Y aunque esta mezcla de técnicas es muy sutil, en algunos casos se contrasta para obviarnos la situación: por ejemplo, el sueño del personaje en pleno desierto es resuelto con una acuarela donde las viñetas ausentes ayudan a darnos la sensación de que lo irreal abarca todo el espacio narrado, lo que contrasta con la ilustración a doble página —con color digital y una sensación más densa en el color— que muestra el recorrido de los personajes en plena madrugada por la zona desértica.
La historia muestra solo una experiencia, en este caso con final optimista, de las que todos hemos escuchado varias veces. Sin llegar a la tragedia de trabajos como La jaula de oro (Diego Quemada Diez, 2013), el trabajo de Tony Sandoval tiene la ventaja de presentar, con una imagen amable, una situación que estuvo mucho tiempo ausente dentro de la historieta mexicana industrial, tradicionalmente estancada en dramas básicos producto de una postura editorial en la que resultaba muy cómodo ignorar las posibilidades de este medio.
Y al mismo tiempo, este trabajo muestra el drama de la historieta mexicana contemporánea: la de un autor que, habiendo sido nominado —y ganado varios— de los múltiples reconocimientos del medio —como es el caso de las 7 nominaciones al premio Eisner, probablemente el premio más importante de la industria norteamericana— , es decir, un autor que se ha consolidado dentro del mercado europeo con una obra personal —el sueño de varios autores— que abarca una docena de títulos (prácticamente menos de la mitad editados en México), es también un autor donde su público —bastante nutrido— tiene que acceder a dicho material mediante su importación porque de la calidad de lo que de él se ha publicado en México luego hablamos, como bien dejó ver “El cadáver y el sofá”.
Sin pretender un comentario nacionalista, Tony Sandoval pertenece a esas nuevas generaciones de profesionales mexicanos (como Inés Estrada, como Charles Glaubitz, pero no solo ellos) que han desarrollado su trabajo de manera paralela al producto escapista de los superhéroes y tan ajeno a la reflexión.
Cita en Phoenix, de Tony Sandoval, es sólo un ejemplo de los caminos que ha tomado la narrativa gráfica contemporánea y a partir de la cual acceder a una problemática como la del indocumentado.
Puedes leer un extracto de Cita en Phoenix vía issuu: